lunes, 23 de abril de 2018

22 de abril del 2018 - Aloñako Igoera


Por fin he podido correr esta carrera. Lleva años diciéndome mi amigo Vreda que teníamos que ir a correrla. El ya la ha corrido en unas 12 ediciones y sabe bien de su dureza y belleza. Sobre todo tras nuestro paso Zegama-Aizkorri que nos encantó a los dos y a donde anualmente nos apuntamos al sorteo sin demasiado éxito.

Esta prueba recuerda mucho a la de Zegama aunque mucho más corta (esta tiene 22.5kms y unos 1900 de desnivel positivo).
Barro, mucho verde sobre el que se pisa, piedras y subidas largas donde hay que ir combinando andar rápido y correr.





Carrera y este año perteneciente a la copa de Euskadi con mucho nivel entre los participantes.
Este año mucho calor pero en general muy bien. Poco poco barro cuando en otras ediciones se hartan de pisarlo me dicen.

La carrera sale de la plaza del ayuntamiento, nosotros
nos quedamos a dormir en casa de una amiga de Vreda, Jaione. La casa estaba como a 100 metros de la salida. Mejor imposible.

Un fuerte abrazo a Jaione y agradecerla de nuevo mil veces el dejarnos quedar allí a dormir y ser tan fantástica con nosotros. La verdad es que nos reímos un montón juntos y la experiencia ha sido fantástica.

El día de la prueba a las 08:00 vamos a por el dorsal, yo me había levantado a las 07:00 a comer arroz que me había llevado desde Madrid, aunque luego me eche un rato. Tras recoger el dorsal volvemos a la casa a cambiarnos y tomarnos un café recién hecho.


Vreda y yo bajamos a calentar un poco y a las nueve menos cinco nos colocamos en la salida. Vreda se coloca un poco más atrás y yo bastante adelante. Vreda me ha avisado que al poco de la salida cruzamos un puente empedrado donde se forma el único tapón de la prueba y si hay mala suerte además habrá barro con lo que se puede perder tiempo valioso.

Se da la salida y yo salgo escopeteado a encarar la primera salida del pueblo de unos 100 metros de desnivel positivo en el primer kilómetro de prueba. Sufro pero llego al puente que me ha dicho Vreda. 

No pillo nada de tapón pero al pasar por el empieza la subida y tengo que bajar bastante el ritmo, voy reventado. Tengo la sensación que me adelanta todo el mundo pero naturalmente no es así.


Ya a estas horas mucho calor, promete ser un día de mucho calor y humedad, así será y yo lo sufriré porque mi rendimiento baja mucho con calor.

La subida piano piano (nunca mejor dicho siendo mi compi Vreda profe de justamente este instrumento) pero el objetivo en esta prueba es entrenar bien, no es una carrera objetivo y no quiero perder la semana próxima en recuperar, de hecho la semana previa he entrenado lo mismo que una semana normal, incluyendo salida a la montaña y dos días de series.

Yo suelo combinar mucho el andar y correr pero esta vez voy a correr todo lo que pueda aunque sea un poco más lento. La subida preciosa, primero por un senderito entre mucho bosque y tras el primer avituallamiento por el kilómetro 4 se abre bastante con vistas espectaculares sobre el pueblo Oñati y prados verdes como en los Alpes.



Tomo abundante agua en todos los avituallamientos pero sin pasar de los 30 segundos en ninguno de ellos. Los voluntarios nos lo ponen muy fácil para coger el agua y recoger los vasos que son reaprovechados a continuación. De comer no sé lo que había porque ni lo miré, llevaba yo un par de geles que me tomé en el camino.

Llegamos al kilómetro 8, el pico de Aloña. Ya llevamos 1000 de desnivel positivo y sigo muy vivo, con muchas fuerzas al no haberme exprimido al máximo (solo casi). Increíble la cantidad de gente que corre por delante, no es que yo suela correr con los primeros pero tampoco con 150 personas por delante.

Desde Aloña nos queda ir subiendo y bajando picos. Bajas 100-150 metros (de desnivel) y vuelves a subirlos. Por césped o por rocas enfiladas por crestería y cuerdas, todo depende del pico; Butreaitz, Akaitz, Arrirudín y Artzanburu.
Para llegar a este último hay que ascender 250 positivos por una subida muy verde y con unas vistas simplemente espectaculares.

En cada momento mucho público, no solo senderistas o deportistas que han venido a apoyar a sus compañeros, sino familias enteras con niños o pandillas de amigos que deben haber venido a pasar el día con la tortilla y bota de vino. Los vascos tienen muchas cosas, entre ellas la pasión por la montaña.

Desde Artzanburu que nos ha colocado en el km 13 empieza la bajada hasta meta. Al principio la bajada no es tal sino un falso llano picando un poco hacia abajo por un sendero lleno de raíces y bastantes piedras aunque no demasiado técnico, precioso. Esto con barro debe ser la repera pero hoy está seco y se corre con facilidad.

El falso llano se convierte en zona de bajada entre arboles con mucha hoja, como me recuerda esto a Zegama, que flipe. Bajo bien, voy adelantando a gente con calambres (por el calor) y gente que sube mejor que baja, pero sin arriesgar. Otros tantos me adelantan pero aun así el balance final es a favor mía.

Por debajo de las hojas hay piedras y raíces, una torcedura de tobillo aquí y adiós a la temporada, por eso bajo un poco el ritmo. Nunca encuentro grupo pero más o menos vamos siempre los mismos. 

Cuando se acaban las hojas llegamos a zona d
e piedras donde aprieto un poco más. Las rocas se convierten en asfalto y me pongo a tope, entramos al pueblo y a muerte. El público anima y aplaude y esto te hace sentirte a tope y vas a lo que puedes. Acabo bien pero con ganas ya de acabar porque la prueba ha sido dura.

La entrada a la plaza divino. Mucha gente, plaza preciosa, sol y calor. Una maravilla. El avituallamiento en dos partes. La primera con fruta, yogur y mucha bollería (croissants, galletas de chocolate, etc.). Yo no como nada, no me entra. Con calor se me cierra el estomago. Hay bebida a raudales; agua, acuarios, radler, cerveza, vino... Un poco más tarde pan con chorizo y tortilla. Una pasada. La plaza llena y la gente disfrutando.

La entrega de trofeos en euskera con lo que no sé muy bien quien ganó el que ni en que categorías, pero estuvo entretenido con tanto público y aplausos.

Veo que al final he hecho dos horas y 45 minutos. El tiempo penoso teniendo en cuenta que hay gente que me ha superado con casi dos minutos por kilómetro... simplemente impresionante el nivelazo que hay aquí. A pesar de haber llegado en forma y habiendo controlado bien la carrera he hecho el puesto 114 de unos 280 corredores. Solo felicitar a toda esta gente que corren tan bien. Al ser copa de Euskadi pues ha hecho que han ido gente muy buena y conocedora del terreno.

Mi amigo Vreda acabó en 3 horas y 13 minutos. Para no haber hecho nada de montaña esta temporada creo que ha hecho un carrerón. De hecho me dijo que estaba tan ilusionado por las buenas sensaciones que tuvo a lo largo de toda la carrera que ya está buscando nuevos retos montañeros. Así me gusta Vreda.

Como consejo simplón y si me permite una recomendación decirle que hasta el pico final en el km13 solo le sacaba 14 minutos (ARTZANBURU) y de ahí hasta la meta en el km22.5 le saque en total 27 minutos (13 minutos en 8 km de bajada). Se entiende de estos datos que subió mejor que bajo. A poco que mejore en bajadas le tendré en la chepa en todas las carreras.

Corrí con las Sportiva Ultra Raptor, zapatillas que me encantan, pero corriendo en bajada con cesped humedo y/o barro no me daban mucha confianza la verdad. Van mejor para mi gusto sobre seco en roca o piedra. Creo que las S-Labs o las Sportiva Bushido son mejor elección pero estas últimas me hacen daño en el talón cuando pica mucho para arriba. Creo que estas ultimas de todos modos hubieran sido mejores ya que apenas hubo ese tipo de subidas.

La carrera fantástica, ni un solo metro aburrido, super bien balizado, voluntarios en los pocos puntos donde uno se podía perder, muchos voluntarios en la cresta con las cuerdas, suficientes avituallamientos, publico animando, buen tiempo y vistas simplemente espectaculares.

La recomiendo esta prueba a todo el mundo que le guste correr por montaña. Es dura pero no tan fiera como me la habían pintado. Creo que independientemente del nivel se puede correr y disfrutar aquí. Tampoco está tan lejos de Madrid, apenas 400 kilómetros con buenas carreteras.

Para un madrileño de adopción como soy yo quiero decir que es una verdadera pena que nos entendamos tan mal entre pueblos. Hay mucha revindación en el aire y es un tema continuamente presente. Aun así el trato es exquisito pero te quedas con la espinita de que igual se podría hacer más para estar más unidos. Simplemente un matiz que nada tiene que ver con la carrera ni la organización.

Ahora a seguir entrenando que en dos semanas está la prueba final del circuito 4 desafios en Las Navas del Marqués (Ávila). Si lo hago bien me proclamo campeón de la categoría de veteranos B. SI no sale tan bien a felicitar al que lo consiga, al final la prioridad es disfrutar del running, no de los podios. Más fácil lo tiene Sergio para quedar primero en la categoría veteranos A. Con un poco de suerte subimos los dos al podio, eso sí que molaría.